Share This Article
Anno 117: Pax Romana representa un giro importante dentro de la franquicia, porque reordena muchas de sus bases sin perder el espíritu de construcción y administración que la caracteriza. Desde sus primeras horas queda claro que la ambientación en plena era romana no es solo un cambio estético, sino una reinterpretación del concepto de “progreso”. En lugar de los patrones tradicionales de expansión, el título propone una estructura más orgánica, menos guiada por rutas fijas y más dependiente de cómo el jugador entiende las necesidades de sus asentamientos. Esta aproximación hace que cada decisión tenga un peso más visible y que el crecimiento no dependa solo de cumplir cadenas de producción, sino también de una lectura constante del entorno.

La dirección artística aporta una identidad muy marcada, con ciudades que respiran historia y un diseño arquitectónico que combina monumentalidad con detalles cuidadosamente ejecutados. Anno 117: Pax Romana se beneficia de una presentación coherente, donde la luz, el color y la animación trabajan en conjunto para transmitir la sensación de una sociedad que está en pleno desarrollo. Esta ambientación no es un simple trasfondo; influye en la forma en que el jugador percibe cada construcción, cada territorio conquistado y cada avance económico. El mapa, lleno de contrastes y pequeños ecosistemas, refuerza la idea de un imperio complejo, donde cada región plantea oportunidades y amenazas particulares.

A nivel de ritmo, la propuesta se siente más equilibrada que entregas previas. Anno 117: Pax Romana evita la saturación de tareas innecesarias y permite que el jugador se centre en decisiones estratégicas que realmente importan. La gestión de recursos está diseñada para mantener la tensión adecuada sin convertirse en una carga, y aunque algunas mecánicas podrían profundizarse más, el conjunto funciona de manera fluida. Las rutas comerciales, las dinámicas políticas y la interacción entre distintos grupos sociales generan una sensación de mundo vivo, en el que el progreso no depende solo de ampliar edificios, sino de administrar aspiraciones y conflictos.
La narrativa tiene un peso más marcado que en otras entregas de la serie, incorporando personajes y situaciones que refuerzan el contexto del imperio. Sin caer en excesos dramáticos, Anno 117: Pax Romana logra integrar la historia en sus sistemas de juego, haciendo que las misiones principales y las decisiones administrativas estén relacionadas con las tensiones internas de las provincias. Esto ayuda a que el jugador no solo construya ciudades, sino que participe en el imaginario político y social de la época. En general, Anno 117: Pax Romana consigue un equilibrio atractivo entre innovación y tradición. Simplifica algunos elementos para hacer la experiencia más accesible, pero al mismo tiempo introduce capas estratégicas que enriquecen la gestión y expanden la escala del mundo.