Expedition 33 es un juego que, desde el primer momento, desafía cualquier expectativa. Cuando comencé a explorar este título, me encontré con algo completamente diferente a lo que había experimentado en casi nueve años de escribir y jugar. La dificultad no radicó en analizar un juego mediocre ni siquiera uno bueno, sino en describir una verdadera obra maestra. ¿Cómo poner en palabras la magnitud de una experiencia que mezcla arte, narrativa y mecánicas con una cohesión única? Esta es la misión que me propongo hoy, sabiendo que las palabras son poderosas, como decía Nanni Moretti.
Expedition 33 es un juego cuya trama es tan fundamental que resulta casi imposible contarla sin caer en spoilers. Cualquier intento de revelarla sería injusto para quienes aún no han vivido la experiencia, y es por ello que me esfuerzo por no arruinar el misterio que esconde. La historia se desarrolla en una Francia alternativa de principios del siglo XX, donde una entidad conocida como “La Pittrice” dibuja un número cada año en su monolito mágico. Aquellos cuya edad coincida con el número trazado morirán. En lugar de esperar pasivamente su destino, un grupo de personas decide emprender una expedición hacia un conjunto de islas remotas para enfrentarse a La Pittrice y derrotarla. El título, por supuesto, no se limita a esta premisa; la narrativa se profundiza mientras la historia se despliega, y es ahí donde la valentía de los desarrolladores de Sandfall Interactive, un grupo joven de ex miembros de Ubisoft, realmente brilla. Con cada elección, el juego te atrapa y desafía tus percepciones sobre la muerte, la lucha y la esperanza.
Expedition 33 no solo se basa en la acción, sino en cómo los personajes enfrentan lo inevitable. La sensación de derrota está presente en cada rincón, pero también la determinación de resistir. Los diarios de las expediciones anteriores son fragmentos de una resistencia compartida, un legado de conocimiento dejado atrás para quien siga. El sistema de combate, por otro lado, es una maravilla en sí mismo. Si bien sigue los patrones de un juego de rol a turnos, incorpora una complejidad inesperada. Los turnos se toman de manera clásica, pero con la posibilidad de realizar ataques a distancia estratégicos y usar puntos de habilidad para desbloquear ventajas tácticas. Los personajes tienen habilidades únicas, y la clave para ganar en Expedition 33 es conocer a fondo a tus héroes y cómo sus talentos pueden colaborar entre sí. La dificultad de los combates hace que cada derrota sea una lección, y cada victoria, una recompensa.
El juego se caracteriza por su enfoque en la precisión. No solo en los ataques, sino en las defensas. El parry, las esquivas y los contraataques requieren momentos exactos para tener éxito, añadiendo una capa de habilidad que hará que tus decisiones sean cada vez más emocionantes y satisfactorias. Cada miembro del equipo tiene una serie de habilidades activas y pasivas que puedes adaptar, lo que fomenta un juego dinámico y en constante evolución. Más allá de su jugabilidad, Expedition 33 destaca por su diseño artístico. La estética, inspirada en una época entre lo lejano y lo cercano, crea un mundo en el que te sumerges con facilidad. El trabajo detrás de los entornos y los detalles narrativos demuestra el compromiso y la pasión de los desarrolladores. Es un juego que te invita a soñar, a escribir historias y a imaginar DLCs que expandan este universo tan fascinante.
La banda sonora, con su mezcla de temas épicos y emotivos, juega un papel fundamental en esta experiencia. Las canciones no solo acompañan, sino que cuentan historias de lucha, amor y sacrificio. Cada compás parece diseñado para intensificar las emociones vividas durante las batallas, y la conexión entre los personajes se profundiza con cada momento de la trama. La relación entre un padre y su hijo, perfectamente trazada, es uno de los pilares emocionales del juego.