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BLEACH es una de esas series que parecen no envejecer nunca. El estilo distintivo de Tite Kubo, los elementos sobrenaturales y los combates meticulosamente coreografiados han marcado a una generación, manteniendo su impacto incluso con el paso del tiempo. Una prueba reciente de su vigencia es “Thousand-Year Blood War”, el arco final del manga que narra el enfrentamiento entre el Gotei 13 y los Quincy liderados por Yhwach. Esta historia ha sido llevada a la pantalla con una producción moderna y cuidada, disponible en Disney+, logrando devolver la saga al centro de la atención. Sin embargo, en el ámbito de los videojuegos, el camino ha sido más accidentado. A diferencia de otros shonen como Naruto o Dragon Ball, que han encontrado una identidad interactiva a través de títulos como “Ultimate Ninja Storm” o “Budokai Tenkaichi”, BLEACH aún no contaba con una adaptación que realmente potenciara su esencia. Con “Rebirth of Souls”, Bandai Namco intenta llenar este vacío, prometiendo una experiencia diseñada tanto para los fans veteranos como para los recién llegados al mundo de los Shinigami. La primera impresión es impactante: las animaciones son de las mejores vistas en un juego de anime, y las transformaciones icónicas, como el Bankai o la Resurrección, transmiten esa sensación de poder que siempre ha caracterizado a la serie. Bleach: Rebirth of Souls no se limita a ofrecer combates espectaculares; también presenta un modo historia sorprendentemente amplio, cubriendo varios arcos narrativos del manga. Desde el primer encuentro entre Ichigo y Rukia hasta la batalla final contra Aizen en el arco de los Arrancar, la campaña busca revivir la serie sin los episodios de relleno, con más de 20 horas de contenido entre cinemáticas, diálogos y misiones.

Sin embargo, pese a su ambición, la ejecución deja que desear. Las secuencias narrativas son lentas y poco expresivas, con animaciones rígidas y rostros carentes de emoción. Momentos clave del manga se relatan de manera superficial o se reducen a breves diálogos. El despertar de los poderes de Chad, la introducción de Urahara o las habilidades de Orihime apenas reciben desarrollo. En muchos casos, estos eventos cruciales se presentan mediante imágenes estáticas y conversaciones rápidas, perdiendo el impacto emocional que tenían en el anime o el manga. El resultado es una dirección plana y poco inspirada, lejos de la energía visual que siempre ha caracterizado a BLEACH. Esto se nota especialmente para quienes han apreciado el dinamismo de las viñetas de Tite Kubo. Además, los diálogos pueden resultar excesivamente largos, convirtiendo algunas escenas en una prueba de paciencia, a pesar del buen doblaje original. Para compensar estas carencias, el juego incluye misiones opcionales, desafíos adicionales en los combates y el modo “Secret Story”, que añade perspectivas alternativas sobre eventos conocidos con un toque de fan service bien implementado. Si bien estos elementos no corrigen los defectos principales, sí enriquecen la experiencia y aumentan su longevidad más allá de la historia principal. Para los seguidores de la saga, esta aventura puede representar un viaje nostálgico. Pero para un jugador novato, la historia puede resultar confusa, apresurada y, en ocasiones, frustrante.

A diferencia de muchos otros juegos basados en anime, “Bleach: Rebirth of Souls” no se limita a espectaculares combates de arena. Bajo su apariencia de “arena fighter”, esconde un sistema de lucha más profundo de lo esperado, inspirado en clásicos del género como “Guilty Gear” o “Soul Calibur”. El gameplay se basa en un sistema triangular similar al piedra, papel o tijera: los ataques interrumpen los “breakers”, los “breakers” rompen las guardias y las guardias bloquean los ataques. A esto se suman mecánicas avanzadas como el “Flash Step”, golpes cargados, movimientos exclusivos de cada personaje y las devastadoras “Kikon Move”, ejecutables cuando el oponente está en estado crítico. Cada luchador cuenta con nueve “Konpaku” (vidas), que deben eliminarse una por una. Para ello, es necesario reducir la barra de salud a cero y ejecutar un “finisher”. Sin embargo, cada vida perdida fortalece al rival, desbloqueando transformaciones o técnicas más poderosas. El sistema de gestión de recursos también es clave: los ataques rápidos recargan la “Spiritual Pressure”, necesaria para desatar habilidades especiales, mientras que el “Reverse Gauge” permite cancelar combos, avanzar con ventaja o romper defensas, similar al “Roman Cancel” en otros juegos de lucha. Esto agrega un nivel de profundidad estratégica que se hace más evidente en las fases avanzadas de combate.

Las transformaciones icónicas están representadas con secuencias cinematográficas espectaculares: los Shinigami pueden alcanzar su “Shikai” o “Bankai”, mientras que los Arrancar activan su “Resurrección”. Ichigo, en particular, cuenta con una evolución adicional, desatando su forma Hollow en plena batalla. Además, el modo historia se complementa con desafíos opcionales que otorgan puntos adicionales para desbloquear mejoras y contenido extra. Si bien son elementos secundarios, añaden valor para quienes buscan completar todo al 100%. Los combates locales offline han sido el punto fuerte de mi experiencia. Ante la falta de un modo competitivo online sólido, jugar en modo local se convierte en la mejor manera de probar personajes, entrenar combos y disfrutar con amigos. La velocidad de las peleas, las animaciones llamativas y los controles intuitivos hacen que “Rebirth of Souls” sea ideal para sesiones rápidas de juego. El roster de personajes es amplio y bien construido, respetando fielmente los estilos de lucha, movimientos y habilidades de la serie original. La atención al detalle en este aspecto logra equilibrar accesibilidad y profundidad, sorprendiendo incluso a jugadores no familiarizados con los juegos de lucha.
El lanzamiento de “Bleach: Rebirth of Souls” en PC ha sido problemático para muchos jugadores. Se han reportado numerosos fallos, incluyendo cierres inesperados al iniciar el juego. Aunque las primeras actualizaciones han corregido algunos errores, la optimización sigue siendo inconsistente. En un equipo con RTX 3060 y pantalla Full HD de 360Hz, se logran 60 FPS estables en combates offline, pero hay caídas de rendimiento en cinemáticas y partidas online. Las opciones gráficas son limitadas, con una configuración de bloqueo a 30 FPS aún presente en el menú y sin posibilidad de ajustar la tasa de fotogramas o los recursos del sistema de manera detallada. El apartado online es la mayor decepción. El juego carece de “rollback netcode”, una tecnología clave en los juegos de lucha modernos para mejorar la estabilidad de las partidas en línea. En su lugar, utiliza un sistema basado en “delay”, que suele ser inestable y poco responsivo. Además, el emparejamiento no permite filtrar la calidad de conexión ni ver el ping del rival antes del combate. La ausencia de partidas clasificatorias y la falta de una función de espectador reducen significativamente la motivación para jugar en línea.