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Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven presenta una trama simple, que se ajusta a los estándares de los títulos de los años 90. En este juego, asumimos el papel de una dinastía de emperadores decididos a proteger Avalon de la amenaza de siete antiguos héroes que han caído en la maldad (los motivos de su transformación son un misterio que los nuevos jugadores descubrirán). Aunque la historia de paladines que se pasan al lado oscuro puede parecer cliché, lo que realmente atrae a los jugadores es la libertad de elección: no estamos limitados a un solo personaje, sino que nuestras decisiones nos permitirán alternar entre diferentes protagonistas a lo largo de la historia.
El juego comienza con Leon, el emperador de Avalon, enfrentándose a la crisis del despertar de los Siete. Tras su muerte, el control pasará a su hijo Gerard, y así sucesivamente, con cada generación luchando contra la amenaza. A pesar de la superficialidad de la trama, la libertad en la exploración y las misiones que elegimos realizar es amplia y no lineal. Cada misión nos otorgará logros variados, como limpiar áreas de enemigos, explorar territorios o forjar alianzas. A lo largo del juego, la narrativa se entrelaza con cambios en el trono, ya que la lucha contra el mal en Avalon es profunda y persistente, y una sola generación no es suficiente para erradicarla. Nuestros héroes pueden caer en combate, y los eventos pueden avanzar en el tiempo, obligándonos a tomar el mando de sus sucesores. También tenemos la opción de abdicar y ceder el trono a un lugarteniente, aunque esto es un aspecto secundario en el corazón del juego: el sistema de combate.
Mientras que la historia es simple y los personajes tienen poca profundidad, es en las mazmorras donde el juego brilla. Las áreas no son excesivamente grandes, y los enemigos son visibles, atacando al ser detectados. Podemos optar por esquivarles para sorprenderles por la espalda, lo que nos da ventaja, aunque también corremos el riesgo de ser sorprendidos. Nuestro grupo puede tener hasta cinco personajes, y el sistema de combate es por turnos, con opciones estratégicas para aprovechar formaciones y bonificaciones. Las diferentes formaciones que podemos elegir influirán en la defensa y ataque de los personajes. Cada uno tiene características únicas, como bonificaciones en defensa o penalizaciones en ataque, lo que requiere que pensemos cuidadosamente en nuestras tácticas, especialmente en niveles de dificultad más altos. A medida que avanzamos, los turnos de nuestro equipo y del enemigo se reflejan en una línea de tiempo en la pantalla, y en nuestro turno, podemos elegir entre ataques, magia y objetos.
Un elemento clave es el crecimiento de los personajes, que se basa en el uso de habilidades en combate. Al final de cada batalla, ganamos puntos de habilidad para mejorar las armas y habilidades que hemos utilizado. Los personajes tienen un sistema de LP que determina cuántas veces pueden caer en combate sin morir permanentemente, añadiendo una capa de estrategia a la gestión del equipo. El juego cuenta con un sistema de escalado de enemigos, por lo que cuanto más luchamos, más fuertes se vuelven. Si bien podemos elegir una dificultad más baja, hacerlo podría restarle emoción a la experiencia. La verdadera esencia de Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven radica en su sistema de combate desafiante y táctico, que ofrece una alta rejugabilidad y diferentes enfoques.
El remake trae consigo un nuevo diseño gráfico en 3D, que aunque no es de la más alta calidad, funciona bien en hardware moderno. La música ha sido reorquestada, y además, se han implementado nuevos esquemas de combate y una interfaz más accesible. Este remake ofrece un sistema de combate muy atractivo y un alto nivel de rejugabilidad, lo que lo convierte en una experiencia recomendable para los amantes de los JRPG clásicos.