La primera entrega de Frostpunk fue un rotundo éxito, capturando la atención de millones de jugadores en todo el mundo. El juego te enfrentaba a la gestión de recursos y decisiones morales en un mundo devastado por una catástrofe climática, donde el calor era la única esperanza de supervivencia. Después de años de espera, finalmente tenemos una secuela que eleva el listón, añadiendo más profundidad y decisiones aún más complejas.
Frostpunk 2 nos sitúa 30 años después de los eventos del primer juego. La humanidad ha sobrevivido a las devastadoras heladas y ahora intenta reconstruir la civilización sobre las ruinas del mundo. La trama se centra en la búsqueda de una nueva fuente de energía: el petróleo reemplaza al carbón que salvó a la humanidad en el primer juego. Sin embargo, esta nueva esperanza pronto se torna en una fuente de ambigüedad. La explotación de recursos y las crecientes tensiones sociales generan conflictos internos y externos, obligando al jugador a navegar entre la moralidad y el pragmatismo. La sociedad que construimos es frágil y puede caer en el caos con facilidad. Las facciones como los Ingenieros y los Recolectores representan visiones opuestas: el avance tecnológico frente a la autosuficiencia. Estos conflictos internos prueban nuestro liderazgo, obligándonos a tomar decisiones que podrían desatar una rebelión o un régimen autoritario.
Las complejidades de las mecánicas desarrolladas por 11 Bit Studios hacen que sea difícil despegarse de Frostpunk 2. Al igual que su predecesor, Frostpunk 2 es un juego de estrategia en el que gestionamos una ciudad en condiciones climáticas extremas. La administración de recursos, el desarrollo tecnológico y la opinión pública siguen siendo clave, pero esta vez la escala es mucho mayor. Ya no controlamos solo un pequeño asentamiento, sino una vasta metrópolis que puede desarrollarse en diversas direcciones. El tiempo sigue siendo un elemento crucial, influyendo en todos los aspectos del juego. Los ciclos diurnos y nocturnos, los cambios climáticos y los eventos a largo plazo afectan la gestión de la ciudad. Además, el juego ofrece una campaña extensa y un modo “Utopia Builder”, donde podemos poner a prueba nuestras habilidades de gestión en una lucha interminable por la supervivencia.
Los sistemas políticos juegan un papel mucho más importante en esta secuela. Los jugadores pueden formar consejos ciudadanos, promulgar nuevas leyes y equilibrar las demandas de las diferentes facciones. Cada decisión conlleva complicaciones, y las consecuencias pueden ser graves, como en las obras distópicas al estilo de 1984 de Orwell. Las facciones tienen más influencia, lo que añade un nivel adicional de dificultad, ya que debemos equilibrar sus demandas para evitar conflictos políticos que puedan llevar a la rebelión. El desarrollo de la ciudad también es más complicado. Los jugadores pueden elegir entre varias rutas de progreso, cada una con sus consecuencias únicas. Una de las novedades más interesantes es el consejo ciudadano, donde se votan decisiones clave. Sin embargo, influir en el resultado no siempre es sencillo y a veces se requiere un compromiso que ponga en jaque nuestros principios morales.
La introducción de mecánicas climáticas más complejas, como las tormentas blancas, añade un nuevo nivel de dificultad, obligándonos a gestionar recursos, energía y personas de manera más eficiente. La supervivencia depende del uso correcto de los recursos, como el carbón y el petróleo, pero también de cómo enfrentamos los dilemas morales que surgen constantemente. Frostpunk 2 mantiene la tradición de ofrecer un mundo visualmente impresionante, lleno de paisajes helados y ciudades que luchan por sobrevivir en un entorno apocalíptico. La atmósfera invernal está cuidadosamente representada, lo que refuerza la sensación de aislamiento y desesperanza.
La interfaz del juego es elegante y minimalista, lo que facilita la navegación pese a la complejidad de las mecánicas. Aunque puede llevar un tiempo familiarizarse con todas las funciones, la claridad con la que se presentan las decisiones hace que el proceso sea mucho más fluido. Uno de los principales desafíos del juego es su alto nivel de dificultad. Incluso en los niveles más bajos, puede ser frustrante para los jugadores menos experimentados. Las decisiones políticas son tan complejas que es fácil quedar atrapado en un ciclo de errores que puede terminar con el colapso de la ciudad.